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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

El Señor Resucitó..!!

La historia no ha concluido, todo comienza ahora. La muerte no tuvo su última palabra sobre el Pobre de Nazaret. Por el contrario, fue él quien entregándose voluntariamente a la muerte, la doblegó y le arrancó su aguijón más terrible.
No hay afirmación tan categóricamente reiterada en el Nuevo Testamento, tanto en los evangelios como en los documentos apostólicos, como ésta: Cristo ha resucitado de entre los muertos.

Su “paso” a través de la muerte daría a luz y haría florecer aquel Reino de Jesús, que en sus días mortales, no había conseguido instaurar.

Ya hemos visto cómo los discípulos de Jesús seguían dificultosamente a su Maestro camino de Jerusalén; y, en el momento de la prueba, “todos le abandonaron” dejándolo morir solo. Después de tres días abatidos por la vergüenza y la tristeza y por el naufragio de sus ilusiones, estaban “con las puertas bien cerradas” a la espera de que pasara la tempestad y volviera la bonanza, para volver a sus barcas y redes … Y ahora, de pronto, esos desilusionados discípulos aparecen como hombres nuevos, confiados y valientes, que, con gran creatividad y alta inspiración se ponen al frente de un movimiento que produjo un impacto instantáneo, y fue avanzando incesante hacia adelante y hacia arriba, sin que ni las persecuciones ni la incomprensión fueron capaces de detenerlo.

¿Qué había sucedido? Ellos afirmarán una y otra vez que fue el reencuentro con Jesús. No se cansarán de repetir, como iluminados, y casi obsesivamente, que Jesús, muerto y sepultado, está vivo; que lo han visto en lugares diferentes, sin una coordinación previa, y no se trata de una relación permanente con Jesús, sino de visitas esporádicas, cuya iniciativa pertenecía a Jesús. Tenían una absoluta seguridad de que se habían encontrado con Jesús resucitado; y esto era algo incuestionable, una certeza inmediata vivencial, de quien ha tenido una experiencia marcante, que no necesita explicaciones ni justificación alguna; que habían entrado en una relación personal con él. Una relación a niveles profundos de fe, adhesión y compromiso, y que a través de esa relación, habían recibido un entusiasmo, una vitalidad, un fuego que les hacía ver con toda claridad que Jesús había triunfado para siempre sobre el odio, la injusticia y la muerte.

Jesús, resucitado y viviente, es la razón última de la comunidad de los discípulos, la Iglesia, en su expansión transhistórica universal.

De la muerte nace la vida, de la humillación, la exaltación. El Pobre de Nazaret es ahora el Señor Jesús.

Tomado del libro el Pobre de Nazaret, p. Ignacio Larrañaga.
Lo tome del libro del Pobre de Nazaret, capitulo VIII CONSUMACIÓN,  “Del Siervo Jesús al Señor Jesús”