Causa pena observar cu谩ntas energ铆as consumen in煤tilmente los seres humanos por preocuparse de sucesos y realidades que ellos no pueden cambiar.
Toda preocupaci贸n es adhesi贸n, sea por temor o por deseo.
Para desenvolver relaciones interpersonales armoniosas, necesitamos calma y paz. Y esa paz es amenazada, frecuentemente, por los acontecimientos que suceden en torno de nosotros. En ese caso, la persona queda adhesivamente fijado en un suceso, lo que le causa una perturbaci贸n general, la cual, a su vez, origina reacciones compulsivas frente a los dem谩s miembros de la comunidad.
Necesitamos paz para poder amar, y dos cosas roban la paz y traen la guerra: la resistencia y la adhesi贸n.
La resistencia es una energ铆a liberada en contra de algo o alguien. En el temor pueden estar presentes, simult谩neamente, dos emociones reactivas, opuestas entre s铆: la de la adhesi贸n y la de la resistencia. Vamos a suponer, por v铆a de ejemplo, que me van a remover de este lugar o de este cargo. Siento resistencia por la eventual remoci贸n porque existe en m铆 una profunda adherencia emocional a dicho cargo. Hay que puntualizar que el temor es, siempre, una energ铆a desencadenada para la defensa de un inter茅s, que se siente amenazado.
La adhesi贸n es un enlace emocional, tendido entre mi persona y otro alguien o algo, casi siempre inconsciente. Siempre que hay temor, tristeza, envidia, nerviosismo, agitaci贸n, angustia o resentimiento, es porque hay, sin darse cuenta, alguna adherencia a personas o sucesos del pasado, presente o futuro, por v铆a de rechazo o por v铆a de apropiaci贸n. Con la desvinculaci贸n mental, consciente y voluntaria, nosotros ser铆amos capaces de eliminar esos s铆ntomas.
Necesitamos despertar. Debemos acostumbrarnos a detectar tales enlaces emocionales que se han fijado en nosotros a trav茅s de mecanismos condicionantes, y cortarlos con un acto de voluntad. Ser铆a una excelente terapia purificadora. Pero no basta con entender. Es necesario ejercitarse. Se necesita paciencia. Los caminos de la libertad (para amar) son estrechos y largos. Debemos hacernos acompa帽ar por la Esperanza.
Se帽or, hay nubes en el horizonte. El mar est谩 agitado. Tengo miedo.
El recelo me paraliza la sangre. Manos invisibles me tiran hacia atr谩s.
No me atrevo.
Una bandada de oscuras aves est谩 cruzando el firmamento. 驴Qu茅 ser谩?
Dios m铆o di a mi alma: Yo soy tu Victoria.
Repite a mis entra帽as: no temas, Yo estoy contigo.
Extractado del libro Sube Conmigo de P. Ignacio Larra帽aga