HACIA EL INTERIOR
Cuando el alma intenta entrar en la comunicación con el Señor, lo primero que tiene que hacer es vivificar la presencia del Señor, después de dominar y recoger las facultades. El alma ha de tener muy claro que Dios está objetivamente presente en s...
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Sed de Dios
Salmo 63 Esta “Sed De Dios” es el clima interior de algunos salmos. Concretamente, la tesitura general del salmo 63. El salmista entra impetuosamente. Irrumpe en el escenario con una fuerza v...
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EL POBRE DE NAZARET ENTRE LOS PECADORES
El bautismo de Juan tenía carácter penitencial: era un baño de agua que simbolizaba la purificación de los pecados; por eso Juan predicaba a la orilla del río, y quienes acudían a sus márgenes "confesaban sus pecados" (Mt 3,6). Marcos nos dirán que e...
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¡NAVIDAD! ¡CONTEMPLACIÓN Y SILENCIO!
¡Venid, hermanos, subamos a la montaña de Dios para contemplar una Gran Luz! Los cerros serán abatidos, las curvas enderezadas y las asperezas se tornarán en suavidades ¡Venid, hermanos, a ver al Amor! El Hermano quedó en compañía de fray León....
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EL “SI DE MARÍA” MADRE DEL ADVIENTO
La escena de la anunciación está palpitando de una concentrada intimidad. Para saber cómo fue aquello y qué aconteció allí, es necesario sumergirse en esa atmósfera interior, captar, más por intuición contemplativa que por intelección, el contexto vi...
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Práctica liberadora
El hombre es esclavo de sí mismo y de sus apropiaciones, y la esclavitud consiste en la idolatría o egolatría: todo su problema está en desplazar al “dios-yo” y reemplazarlo por el Dios verdadero. El problema, pues, es uno: vaciarse verdaderamente...
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Hijos de la Eternidad Salmo 90 (89)
Después de extender la mirada sobre el tiempo pasado, el salmista trasciende todos los tiempos, y, con poderosas palabras, se coloca en un presente que abarca el ayer y el mañana; y entregándonos una misión llena de grandeza, proclama el eterno prese...
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Padre Ignacio Larrañaga, Noveno Aniversario de su Pascua
PADRE IGNACIO 9° PASCUA 28 de octubre de 2022 Después de una hora, todo era prodigio en aquella noche; parecía una noche mágica. Con toda mi alma pedí al Espíritu Santo la humildad, la concentración, ...
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A Su Encuentro
Hay muchas maneras de salir al encuentro; se puede salir al encuentro del amigo, del enemigo, de la muerte. El marinero sale al encuentro del mar. Nicodemo salió de noche el encuentro del Maestro. El Salmista, también de noche, sale al encuentro del Amado.
Jesús, en Getsemaní, de noche también, salió al encuentro de Judas y de la cohorte. Nos dice el evangelio que “un gran gentío, habiendo oído que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas y palmas y salieron a su encuentro”.
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La vía que va de la pobreza al amor
Comencemos por desplegar ante los ojos del lector dos enormes lienzos que, como llamas altísimas, darán resplandor a toda la actuación, dichos y hechos, de Jesús:
"Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le traían todos los pacientes aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sanó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán" (Mt 4,23-25).
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Un himno a la alegría
La profundidad, he ahí la cuestión. Donde hay profundidad, hay vida. Donde hay vida, allí está el hombre. Y donde está el hombre, allí están conjuntamente la alegría y el dolor.
Desde la profundidad saltan, como vivos resortes, los grandes surtidores; y tanto más arriba llegarán cuanto más hondo sea el subsuelo de donde brotaron.
El dolor y la alegría tienen un mismo calado. Calado es la profundidad a donde llega la quilla de un navío, en relación y a partir de la línea de flotación. La hondura que alcanza el gozo, alcanza también el dolor. Tanto se sufre cuanto se goza, y viceversa.
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A vista de pájaro
Si miramos a vista de pájaro la marcha de la vida con Dios desde la oración vocal hasta las comunicaciones más profundas, tendremos el siguiente panorama general.
En las primeras etapas, Dios deja la iniciativa al alma, con el funcionamiento normal de los mecanismos psicológicos. La participación de Dios es escasa. Deja al hombre que se busque sus propios medios y apoyos, como si sólo él fuera el albañil de su casa. Y aunque es verdad que en estas etapas abundan las consolaciones divinas, la oración parece una edificación apoyada exclusivamente en un andamiaje humano.
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