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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

MEDITAR Y VIVIR

EL “SI DE MARÍA” MADRE DEL ADVIENTO
La escena de la anunciación está palpitando de una concentrada intimidad. Para saber cómo fue aquello y qué aconteció allí, es necesario sumergirse en esa atmósfera interior, captar, más por intuición contemplativa que por intelección, el contexto vi...
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Práctica liberadora
El hombre es esclavo de sí mismo y de sus apropiaciones, y la esclavitud consiste en la idolatría o egolatría: todo su problema está en desplazar al “dios-yo” y reemplazarlo por el Dios verdadero. El problema, pues, es uno: vaciarse verdaderamente...
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Hijos de la Eternidad Salmo 90 (89)
Después de extender la mirada sobre el tiempo pasado, el salmista trasciende todos los tiempos, y, con poderosas palabras, se coloca en un presente que abarca el ayer y el mañana; y entregándonos una misión llena de grandeza, proclama el eterno prese...
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Padre Ignacio Larrañaga, Noveno Aniversario de su Pascua
PADRE IGNACIO 9° PASCUA 28 de octubre de 2022   Después de una hora, todo era prodigio en aquella noche; parecía una noche mágica. Con toda mi alma pedí al Espíritu Santo la humildad, la concentración, ...
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A Su Encuentro
Hay muchas maneras de salir al encuentro; se puede salir al encuentro del amigo, del enemigo, de la muerte. El marinero sale al encuentro del mar. Nicodemo salió de noche el encuentro del Maestro. El Salmista, también de noche, sale al encuentro del Amado. Jesús, en Getsemaní, de noche también, salió al encuentro de Judas y de la cohorte. Nos dice el evangelio que “un gran gentío, habiendo oído que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas y palmas y salieron a su encuentro”.
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La vía que va de la pobreza al amor
Comencemos por desplegar ante los ojos del lector dos enormes lienzos que, como llamas altísimas, darán resplandor a toda la actuación, dichos y hechos, de Jesús: "Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le traían todos los pacientes aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sanó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán" (Mt 4,23-25).
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Un himno a la alegría
La profundidad, he ahí la cuestión. Donde hay profundidad, hay vida. Donde hay vida, allí está el hombre. Y donde está el hombre, allí están conjuntamente la alegría y el dolor. Desde la profundidad saltan, como vivos resortes, los grandes surtidores; y tanto más arriba llegarán cuanto más hondo sea el subsuelo de donde brotaron. El dolor y la alegría tienen un mismo calado. Calado es la profundidad a donde llega la quilla de un navío, en relación y a partir de la línea de flotación. La hondura que alcanza el gozo, alcanza también el dolor. Tanto se sufre cuanto se goza, y viceversa.
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A vista de pájaro
Si miramos a vista de pájaro la marcha de la vida con Dios desde la oración vocal hasta las comunicaciones más profundas, tendremos el siguiente panorama general. En las primeras etapas, Dios deja la iniciativa al alma, con el funcionamiento normal de los mecanismos psicológicos. La participación de Dios es escasa. Deja al hombre que se busque sus propios medios y apoyos, como si sólo él fuera el albañil de su casa. Y aunque es verdad que en estas etapas abundan las consolaciones divinas, la oración parece una edificación apoyada exclusivamente en un andamiaje humano.
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El Hijo, retrato de su Madre
Existen en los evangelios otros aspectos que son muy interesantes para saber, en forma deductiva, quién y cómo fue la Madre. En primer lugar, Jesús es el Enviado que antes de proclamar las bienaventuranzas, Él mismo las vivió hasta las últimas consecuencias. En segundo lugar, Jesús fue aquel Hijo que desde niño fue observando y admirando en su madre todo ese conjunto de actitudes humanas —humildad, paciencia, fortaleza— que luego habría de esparcir en forma de exclamaciones en la montaña. Digo esto porque siempre que aparece María en los evangelios lo hace con aquellas características que están descritas en el sermón de la montaña: paciencia, humildad, fortaleza, paz, suavidad, misericordia...
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Cumpleaños Padre Ignacio Larrañaga
Hoy día 4 de Mayo, fecha del natalicio del Padre Ignacio Larrañaga Orbegozo, fundador de los Talleres de Oración y Vida, le recordamos con inmenso cariño. Agradecemos a nuestro Padre Dios el gran regalo que hizo a la Iglesia, con un apóstol incansable, enamorado de Jesús y del Evangelio . Él fue capaz de transmitir a través de los “Talleres”, de los “Encuentros” y muy especialmente en "sus libros", esa necesidad imperiosa que lleva al alma a liberarse y abandonarse en las manos del Padre, para ser verdaderamente feliz mirando y siguiendo a Jesús. No fue fácil para el Padre Ignacio Larrañaga derramar sus experiencias en sus libros, pero fue tan grande su amor y su vocación apostólica que se doblegó a la voluntad del Padre regalándonos su interioridad y señalándonos el camino. Unidos en Oración damos gracias a Dios por su legado.
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El que siempre está viniendo
Después de que el tiempo hubo llegado a su zenit, Cristo se hizo presente en el tiempo, y, renunciando a las ventajas de ser Dios se sometió a todas las desventajas de ser hombre, y una vez reducido a nuestra estatura, descendió incluso a los niveles infrahumanos. Descendido al nivel de estos abismos, se abajó más todavía, hasta tocar el fondo final, el polvo de la nada, negando su propio instinto de vivir, en obediencia amorosa al Padre, cuya voluntad había permitido o dispuesto que el Hijo amado desapareciera en las ruinas de la catástrofe, sumiso y obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
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Impotencia
En las ocasiones de fracaso y derrota, Dios se manifiesta como un Dios liberador, en quien se puede confiar absolutamente porque saca fuerzas de la debilidad y de la muerte, la vida. Dios no quiere la muerte y el fracaso de los hombres. Se hace presente especialmente en las situaciones de máxima amenaza mientras el hombre espera contra toda esperanza. En la solidaridad de Jesús con los hombres que fracasan se pone de manifiesto la fuerza de Dios.
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